Las enfermedades del alma

Hace mĆ”s de un siglo (Ā”100 aƱos!) se estableció una diferencia entre aquellas enfermedades en las que se podĆ­an apreciar alteraciones orgĆ”nicas objetivas como fiebre, bultos, manchas en la piel, deformaciones, tos, diarrea, hemorragias, etc., de aquellas otras en las que no se objetivaba nada fĆ­sico. A las primeras se las llamó ā€œenfermedades del cuerpoā€, en contraposición a las otras que pasaron a denominarse ā€œenfermedades del almaā€.

Las enfermedades del cuerpo eran las enfermedades verdaderas y se podĆ­an tratar, intervenir, utilizar remedios fĆ­sicos o administrar drogas y pociones; en definitiva, se podĆ­an curar dependiendo de la pericia del galeno. Por el contrario, las enfermedades del alma no eran consideradas como autĆ©nticas enfermedades y se recomendaba su resolución a otro tipo de ā€œprofesionalesā€ como los curanderos, sanadores, hechiceros, exorcistas, etc., de los que habĆ­a muchos en aquellos tiempos.

Inicialmente, el capítulo de las enfermedades del alma era bastante amplio, pero conforme se fueron descubriendo las pruebas analíticas, las radiografías y otras exploraciones complementarias, se comprobó que muchos enfermos presentaban determinadas alteraciones orgÔnicas que podían explicar sus síntomas y entonces pasaron a engrosar el apartado de enfermedades del cuerpo.

Muchas enfermedades del sistema nervioso han llegado hasta nuestros días perteneciendo a esa categoría de enfermedades del alma, principalmente por la dificultad que ha habido siempre para entender a nuestro cerebro, a pesar de los avances científicos tan importantes que han habido en las últimas décadas.

Pero no hay que olvidar que aquello que no sabemos –y es mucho todavĆ­a– no quiere decir que no exista, y resulta mĆ”s honesto reconocer nuestra ignorancia antes de negar su existencia. AsĆ­ pues, en todas esas enfermedades del alma lo primero que deberĆ­amos pensar es que probablemente algo ocurre que estĆ” produciendo la enfermedad, en lugar de considerar que su origen se encuentra en un ente tan abstracto como es el alma y, por cierto, de localización tan imprecisa.

En los Ćŗltimos aƱos se ha visto que la microglĆ­a –principales cĆ©lulas inmunológicas en el sistema nervioso central– son indispensables para un funcionamiento correcto del mismo. Cuando se encuentran activadas por cualquier causa, se produce un estado crónico de inflamación cerebral y un desequilibrio en la producción de interleucinas que es responsable de mĆŗltiples sĆ­ntomas y enfermedades del sistema nervioso.

De esta forma, en la esquizofrenia y el autismo se ha visto que hay una alteración de interleucinas inflamatorias, especialmente la IL-17, relacionada con los síntomas de la enfermedad.

Los sĆ­ntomas de depresión en los pacientes con artritis reumatoide se han relacionado con niveles elevados de IL-6 y IL-17. TambiĆ©n en los enfermos con artritis reumatoide, cuando tratamos con inhibidores de la vĆ­a JAK –un fĆ”rmaco especĆ­fico para esta enfermedad–, se produce una mejorĆ­a del dolor, el cansancio y la depresión mĆ”s allĆ” de lo que se observa con otros tratamientos similares, indicando la importancia de esta vĆ­a en el origen de esos sĆ­ntomas.

En la depresión, también se ha visto que existe una disminución de un neurotransmisor llamado serotonina que podría explicar la falta de respuesta adecuada en las neuronas.

En la fibromialgia, sin ir mƔs lejos, sabemos ya que existen algunas de estas alteraciones en neurotransmisores y otras molƩculas en determinadas zonas del sistema nervioso.

En el síndrome de fatiga crónica, fibromialgia y síndromes de sensibilización central se ha detectado una activación de la microglía sugestiva de un estado de neuroinflamación crónica.

Todo esto son solo algunos ejemplos que van demostrando que muchos sƭntomas tienen, efectivamente, una base orgƔnica real, y que estƔn producidos por los desequilibrios de ciertas molƩculas implicadas en el funcionamiento correcto del sistema nervioso central. Por tanto, se va viendo que en las enfermedades del alma existe tambiƩn una base orgƔnica que desconocƭamos antes que las convierte en enfermedades del cuerpo con todas sus caracterƭsticas fƭsicas.

Si aún así seguimos pensando que el alma existe, no nos quedarÔ mÔs remedio que localizarla en el cerebro y empezar a investigar los mecanismos patogénicos que conducen a sus enfermedades.

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6 Comentarios

  1. Pilo

    FantƔstico! Lo comparto en Grupos de personas con FB

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  2. MĀŖ Luisa OlĆ­as

    Entonces a travƩs de la microglia se puede detectar si padecemos fibromialgia o no???
    Esto es muy esperanzador.

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    • admin

      El acceso a la microglía no es fÔcil, por lo que nos tendremos que apoyar en datos indirectos de su activación.

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  3. Bibiana

    Disculpen mi ignorancia pero no entendĆ­ que es la microglia, alguien puede explicarme por favor

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    • admin

      Las células gliales forman parte del tejido de sostén del sistema nervioso, algo así como el tejido conectivo del resto del cuerpo. Hay varios tipos de células gliales, tanto en los nervios periféricos como en el sistema nervioso central. Uno de estos tipos es la microglia, y su función estÔ relacionada con los procesos inmunológicos e inflamatorios que ocurren dentro del sistema nervioso. La microglia se encuentra activada en una serie de enfermedades como Alzheimer, fibromialgia, dolor neuropÔtico y otras enfermedades del espectro autista.
      Desde hace algunos aƱos se estƔ investigando las caracterƭsticas y funciones de la microglia como responsable de varios procesos cerebrales aunque todavƭa queda mucho por conocer.

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  4. Aroa

    Muy buen post, muy recomendable! Saludos.

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