Cansancio, dolor, depresión y alteraciones del sueño

Por estos síntomas pensarán que les estoy hablando de la fibromialgia. Pues no, estoy hablando de la artritis reumatoide, una enfermedad reumática inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones.

Todos estos síntomas los tiene también una persona con artritis reumatoide y, como cabría esperar, son los responsables en buena medida de la mala calidad de vida de muchas de estas personas.

Desde siempre, hemos visto esta sintomatología en las personas con artritis reumatoide y pensábamos que estaba relacionada con el proceso inflamatorio residual que no se podía controlar en su totalidad con los tratamientos. Pero con la introducción de las nuevas terapias biológicas para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias crónicas, hemos comprobado que ahora sí somos capaces de controlar completamente el proceso inflamatorio que hay debajo pero aun así los síntomas pueden permanecer en muchos de los pacientes.

Cuando se ha empezado estudiar la comorbilidad asociada en personas con artritis reumatoide u otros procesos inflamatorios crónicos de tipo reumático, digestivo o cutáneo, se ha comprobado que la fibromialgia se asocia en un porcentaje bastante elevado de estos pacientes. Es decir, la fibromialgia se asocia a las enfermedades crónicas inflamatorias y por tanto debe compartir con ellas algunos mecanismos en común.

También hemos visto que entre los pacientes con enfermedades crónicas inflamatorias el porcentaje  que desarrollan fibromialgia va creciendo  a lo largo del tiempo de evolución de una manera más rápida que en personas sanas sin la enfermedad.

Pues bien, lo que ocurre es que cuando hay un proceso inflamatorio crónico en cualquier localización, unas moléculas llamadas citocinas producidas por las células de la inflamación alcanzan la sangre y se distribuyen por todo el organismo. Cuando llegan al sistema nervioso central, desencadenan allí también una respuesta inflamatoria que termina por producir lo que hoy día conocemos como sensibilización central, responsable de la aparición de dolor generalizado, cansancio intenso, síntomas depresivos y alteraciones del sueño que vemos en estos pacientes.

Por tanto, en estos pacientes, hay dos tipos distintos de dolor: uno, producido por el proceso inflamatorio, y otro, producido por la sensibilización central.

Con los tratamientos convencionales mejoramos el primero de ellos, pero actuamos poco sobre el componente de sensibilización central. Sin embargo, con las terapias biológicas, se puede ver cómo somos capaces de actuar sobre los dos componentes del dolor ya que nada más comenzar el tratamiento se produce una mejoría rápida del dolor, cuando todavía no ha dado tiempo a que desaparezca la inflamación. Más adelante, y conforme va disminuyendo el componente inflamatorio, también se va produciendo una mejoría del dolor. El resto de los síntomas se comportan de una forma parecida.

Así pues, de la mano de la artritis reumatoide y otras enfermedades inflamatorias crónicas, hemos aprendido que debajo de síntomas como estos hay unos mecanismos patogénicos comunes donde las citocinas que actúan sobre sistema nervioso central juegan un papel muy importante.

Estos hallazgos pueden servir para entender cada vez mejor qué está pasando en la fibromialgia y comprender los síntomas de estas personas.

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3 Comentarios

  1. Natalia Ubiña Benito

    Gracias por el artículo. Muy interesante.

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  2. Fabiola

    Gracias por la explicación, a veces minimizan tanto los dolores que presentamos que a veces nos hacen ver que tenemos problemas psicológicos.

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  3. Paloma

    Necesitamos ayuda para comprender mejor lo que nos ocurre
    Un saludo

    Responder

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