Qué son y cómo funcionan las redes neurales cerebrales

 

       Son circuitos que conectan a grupos de neuronas entre sí para que puedan trabajar juntas. Probablemente sea el mecanismo fundamental de funcionamiento del cerebro, que hace posible que determinadas áreas con capacidades específicas distintas interactúen unas con otras para el procesamiento de la información y la generación de respuestas.

       Como es de suponer, existen múltiples redes neurales que se activan ante cualquier actividad cognitiva cerebral. Las más estudiadas por ahora han sido: la Red de Salencia, implicada en la atención hacia estímulos relevantes, tanto internos como externos; la Red Ejecutiva Central, relacionada con funciones cognitivas como la toma de decisiones, la resolución de problemas y el control cognitivo; las Redes Sensoriales y Motoras, especializadas en el procesamiento de información sensorial (visual, auditiva, somatosensorial) o en el control del movimiento, o las Redes Lingüísticas, involucradas en el procesamiento del lenguaje, la producción del habla y la comprensión.

      También existe una red que, por el contrario, se encuentra activada cuando el cerebro está en reposo y no está concentrado en realizar una tarea específica. Esta red se llama Red de Modo por Defecto (DMN, por sus siglas en inglés) y está relacionada con el concepto de identidad personal, conciencia, emociones, memoria de eventos pasados y planificación de eventos futuros, empatía hacia los demás o creatividad.

      En las personas con fibromialgia se ha observado que la actividad de la DMN, y su conexión con otras redes cerebrales relacionadas con el dolor, está hiperactivada. De esta forma, el dolor y otros síntomas de la enfermedad se retro alimentan por la excesiva actividad de la DMN perpetuando y aumentando su gravedad. La niebla mental en estas personas se puede explicar debido a que el exceso de actividad de la DMN interfiere con la activación de otras redes necesarias para concentrase en tareas concretas. Los síntomas de depresión y de ansiedad, tan frecuentes en la fibromialgia, pueden ser una consecuencia de la conexión entre la DMN y la corteza cingulada anterior, relacionada con la generación de estos síntomas.

      Una de las conexiones relevantes de la DMN es el área de la ínsula, que es un área cerebral de integración de la información procedente de distintas fuentes: vías del dolor, áreas emocionales, regiones cognitivas y del sistema nervioso autónomo. La capacidad de integrar toda esta información le permite a la ínsula construir una representación subjetiva de la experiencia dolorosa que incluye, además de la sensación física, cómo nos sentimos, qué significado tiene para nosotros y cuál será nuestra respuesta frente al dolor. De esta forma, la activación de la ínsula debida a la hiperactividad de la DMN contribuye a la sensibilización central tan característica de muchos síndromes de dolor crónico, incluida la fibromialgia.

      Estas redes no son estáticas y se puede aumentar su fuerza de transmisión a través de un proceso de aprendizaje, y también disminuir su actividad sustituyéndolas por otras nuevas. A esta función se le llama plasticidad neuronal y es fundamental para los procesos de adaptación y formación de nuevas conexiones que, en el caso de las personas con fibromialgia, tuvieran menos consecuencias negativas.

      Recientemente, se ha visto que algunas drogas como la psilocibina son capaces de disminuir la actividad de la DMN mejorando las manifestaciones clínicas. Esta droga actuaría como si reiniciara el cerebro para facilitar la creación de nuevas redes neurales más saludables.

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