La celebración del día mundial de cualquier enfermedad tiene siempre un cierto aire reivindicativo del colectivo de afectados, probablemente porque la atención sanitaria siempre es mejorable y de aquí que aparezcan estas iniciativas. En el caso de los pacientes con fibromialgia, además de ser comprensible, es necesario para que estos enfermos reciban el tratamiento más adecuado que mejore su enfermedad.

Los pacientes con fibromialgia reivindican en este día una atención sanitaria digna que los tenga en cuenta frente a la negación sistemática de su existencia por parte de los gestores sanitarios. Frente al desconocimiento de los médicos, que con frecuencia no saben las características de esta enfermedad ni sus consecuencias. Frente a la negativa de los responsables de la Seguridad Social, que reconocen las dificultades de estos pacientes para realizar determinados tipos de trabajo. Frente al estigma social, que marca a estos pacientes de una forma indigna. En fin, frente a las diferencias acusadas que existen en comparación con el tratamiento de otras enfermedades que no son ni más ni menos graves que la fibromialgia.

Estos enfermos no piden nada extraordinario, sólo que se los trate como a cualquier otro paciente, sin más matices y sin tantos prejuicios.