Cuando alguien recurre a uno de esos test comerciales que hay para detectar intolerancias o alergias alimentarias, lejos de resolver un problema comienza a experimentar una serie de perjuicios que ni se habĆa imaginado antes. Para empezar, se ha gastado entre 200 y 300 euros en algo que no le va a producir ningĆŗn beneficio.
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