Una reacción en cadena

Al paciente en la consulta debemos preguntarle por los síntomas, pero también es bueno preguntarle por su vida para hacernos una idea global de su situación. No hay que olvidar que todo lo que le ocurre a un paciente, sus problemas personales, familiares, sociales, laborales, económicos o su estado de ánimo influyen de manera importante sobre la enfermedad.

Pues bien, en las personas con fibromialgia esto que acabo de decir es una realidad aumentada, porque en esta enfermedad el entorno general del enfermo afecta de una manera decisiva al curso de la enfermedad. De hecho, la fibromialgia se puede considerar como el paradigma del modelo de enfermedad bio-psico-social, donde no solo hay una alteración o una mala función de un órgano -¡que la hay!-, sino que, además, los factores psicológicos del paciente o los sociales de su entorno más próximo influyen notablemente sobre el curso de las manifestaciones clínicas.

Este modelo de enfocar las enfermedades se va imponiendo cada vez con más fuerza dejando a un lado el modelo tradicional organicista centrado exclusivamente en la alteración de un órgano. Es decir, te duele el estómago, pues tómate un protector y no hay más que hablar ni más consideraciones que hacer.

En el ámbito clínico cada vez son más frecuentes los tratamientos multidisciplinares, refiriéndose a que para hacer el mejor tratamiento posible de una enfermedad el paciente debe ser tratado por varios especialistas al mismo tiempo.

Volviendo a la persona con fibromialgia, en la entrevista inicial el paciente nos cuenta los síntomas que más le preocupan, pero si sutilmente preguntamos si hay algo más abrimos la posibilidad de que nos muestre otros aspectos de su vida que le afligen y que nos van a permitir entender mejor su enfermedad. 

¿Cómo pueden influir los problemas personales de un paciente sobre el curso de su enfermedad? Pues de diversas formas: a través del estrés, alteraciones del sistema inmunológico y hormonal, sobrecarga emocional, bloqueo cognitivo, hábitos inadecuados, descanso inapropiado, consumo excesivo de fármacos y sustancias tóxicas, ansiedad o mal estado de ánimo. Todos estos mecanismos son capaces de agravar los síntomas de cualquier enfermedad.

Algunas personas con fibromialgia entran con frecuencia en lo que llamo “una reacción en cadena”, que  consiste en que la aparición de un  problema lleva al agravamiento de los síntomas y estos, a su vez, le crean nuevos problemas al paciente volviendo a empeorar todavía más los síntomas, y así sucesivamente como si se tratara de fichas de dominó que van cayendo una tras otra después de golpear la primera.

Pongamos un ejemplo: la aparición de un nuevo problema en una persona con fibromialgia sabemos que produce un empeoramiento de los síntomas de la enfermedad. El dolor o los trastornos del sueño o el cansancio o la ansiedad, a veces todos juntos, impiden al paciente hacer una vida normal y esto termina por producirle una nueva situación peor que la anterior. Como consecuencia de esto, comienza a faltar a su trabajo y con ello empieza a haber una presión por parte de su jefe que agrava más la situación y los síntomas. Entonces, al paciente le aumentan -o se aumenta ella misma- los fármacos que toma llegando con facilidad a una situación de toxicidad que no hace más que empeorar las cosas.

Si en este panorama tan sombrío vuelve a ocurrir otro nuevo acontecimiento perturbador; pongamos por caso, el fallecimiento de un ser querido, una separación emocional, un despido, un problema económico o cualquier otra cosa desagradable con la que la vida nos regala periódicamente, la situación del paciente y los síntomas de la enfermedad llegan a alcanzar niveles preocupantes de intensidad.

Esta reacción en cadena algunos pacientes la describen gráficamente diciendo que tienen muchos frentes abiertos, y no les falta razón.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Desgraciadamente, no hay soluciones únicas y cada caso hay que tratarlo de forma individual intentando dimensionar bien el problema y hacerle frente en las mejores condiciones posibles.

Lo más importante es no agravar la situación con conductas perjudiciales que aceleran esta reacción en cadena como, por ejemplo, dejar de hacer rutinas saludables como el ejercicio físico o cambiar la dieta por productos energéticos que reduzcan la ansiedad o pensar que la solución de sus problemas se la tienen que dar los demás y no una misma.

Atiborrarse a pastillas es la conducta perjudicial más frecuente de todas, sin darse cuenta que los fármacos no solucionan los problemas personales del paciente y que, además, tienen la posibilidad de crear otros problemas con la aparición de nuevos síntomas.

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3 Comentarios

  1. M. Luisa Olias

    Muy interesante, pero nunca me ha preguntado ningún médico por cómo es mi vida, sería la primera vez.

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  2. Encarna

    Por desgracia tienes razón,o pillas un buen médico o un buen enchufe y mas para esta enfermedad,ya que al dia de hoy la fibromialgia solo la entendemos la que la sufrimos y cada dia somos mas ,por suerte hay algun medico que nos apoya y lo entiene pero yo me siento muy muy sola

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  3. Cati

    En vez de eso, mi reumatologa me dijo en la última visita que lo que me passa que es estoy deprimida , que me tome una pastillita para el animo y que acepte mi enfermedad y aprenda a vivir con ella, que el dolor que tengo no va a desaparecer y que me acompañará toda la vida.
    Muy alentador.

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